para referirnos a este tema que desde diversos àngulos, siempre nos ha preocupado.

Dice El País de hoy:"El actual preparador físico de Peñarol pudo haber sido cesado mucho antes pero hubo una defensa incondicional de Gustavo Matosas".

En el deporte y en la política, se manejan ciertos códigos que son impensables en una empresa privada.

O sea: "si  afecta mi propio bolsillo, corto de inmediato; en cambio, si el daño va a una instituciòn deportiva o estatal, lo banco", alparecer, esa sería la norma.

Pues bien, nos parece un tremendo disparate mantener códigos, insoportablemente uruguayos, propios del "barrio", cuando determinadas gestiones dañan a un colectivo y quienes deben resguardar esos resultados, no lo hacen.

En el caso específico de Peñarol,en el submundo futbolero, Matosas pasa a ser considerado como un hombre con códigos y seguramente, el Profesor Parola y todos sus colegas, estarán eternamente agradecidos al técnico aurinegro.

En la práctica, en los hechos, el equipo no le gana a nadie y tiene el plantel, desde el punto de vista físico, a la miseria y su parcialidad, no soporta más la vergüenza.

Se nos podrá decir que en este caso, la decisión solidaria de Matosas podría afectar su propio bolsillo si la directiva, al igual que, como  lo  hizo con el "profe", resuelve rescindirle el contrato también a él.

Puede ser, no se descarta, pero es, meramente, una eventualidad. Lo cierto, lo real, es que cuando hace mucho tiempo, comenzaron las lesiones en serie, el Doctor Rienzi, Jefe de la Sanidad, cuestionó procedimientos y alertó sobre los métodos de entrenamiento y el técnico desoyó esa recomendación y se "jugó" por el profesional que no conocía personalmente, se jugó por un profesional que alguien, le recomendó y obtuvo, hasta el presente, pésimos resultados.

El líder "plancha" dijo en su momento que se debería retornar a los viejos códigos "de no robar en el barrio".

El ex Ministro del Interior, José Díaz, "bancó" hasta lo insoportable a la ex Jefa de Policía de Maldonado, Graciela López.

El ex Intendente Arana, soportó (¿no tenía conocimiento de tanta desprolijidad?), al ex Director de Casinos, Bengoa , en sus cuadros, como si no pasara nada.

El Presidente de la República, "bancó" hasta la exageración al Ministro Díaz y miró para otro lado, toda vez que se cuestionó al Canciller Gargano.

Invariablemente, este absurdo mantenimiento de códigos, termina afectando irreversiblemente, al segmento mayoritario del universo puntual. Eso sí, como en el barrio, como en el hampa, en el bajo fondo, a pesar del daño directo, el colateral y "ainda mais", quien mantuvo los códigos, "se salva". Uruguayeces que les dicen...