mvdmausoleoslider-intro-1920-400
mausoleo-slider-intro-1920x400
solis-slider-intro-1920x400
pocitosslider-intro-1920-400
Viernes, 15 Junio 2007 04:41

A la caza de los euros

por el Lic. Rafael Ramos

MVD- 15 JUN 07 -PDU
El comienzo del invierno en el hemisferio sur, marca en la otra parte del mundo, el inicio del verano. Cada una de las estaciones tiene sus particularidades.

 La madre naturaleza, sabia como pocos, nos dice a los habitantes de este mundo que deberíamos aprovechar los cambios de estación, pues, cada una de ellas ofrece inmensas posibilidades de disfrute. Si pensáramos en los extremos, el invierno más crudo nos da la posibilidad de hacer algunas cosas que sólo bajo sus condiciones son realizables. Lo mismo sucede con el verano. Sería todo demasiado aburrido si no pudiéramos aprovechar las condiciones naturales de cada estación. Puede ser tan lindo el hecho de armar la estufa a leña y tomarse "un traguito" con la mirada perdida en el fuego, como quedarse descalzo patas pa' arriba buscando alguna estrella fugaz en el firmamento, mientras disfrutamos de una cervecita.

Más allá de que la posibilidad de disfrutar de todo esto depende de muchos factores, buena parte de ello, implica una actitud personal. A las puertas del invierno en el sur y del verano en el norte, algunas cosas cambian. No es poca la gente que, con amplias posibilidades económicas, vive de verano en verano: tienen casas (o las alquilan) en el norte y también en el sur. Es que la mayoría de las personas, si pudieran elegir, preferirían vivir la mayor parte del tiempo bajo las condiciones del verano, en detrimento de las del invierno. Como decíamos, esto lo hace gente adinerada, pero también es una opción para otros que, oficiando de "buscavidas", aprovechan los cambios de estación para realizar sus zafras de verano. Al cambiar las estaciones, cambian con ellas las posibilidades de trabajo de algunas personas que, por la naturaleza de sus actividades, con la llegada del invierno ven reducidas o, directamente, anuladas sus oportunidades de desarrollo profesional.

Cada año son más los uruguayos que con la llegada del invierno en su propio país, optan por "hacerse" el verano europeo. Se trata, generalmente, de jóvenes que, no teniendo un trabajo estable en su país, aprovechan las zafras de verano para juntarse con alguna platita. Trabajan en los balnearios de Canelones, Pirlápolis, Punta del Este o Rocha. Hacen de mozos, de maestros panaderos, de porteros, de niñeros, de cajeros, de reponedores, de choferes, de jardineros, etc. Algunos hacen sus buenos manguitos, pero claro, no da para todo el año. El invierno del sur puede ser largo y la platita puede alcanzar para un rato. La opción es trabajar en verano en la tierra que los vio nacer, ahorrar para el pasaje, y cuando llegan los primeros fríos, arrancar para el aeropuerto. El verano europeo ofrece buenas posibilidades de trabajo para estos jóvenes que, con la piel sin arrugas y la sangre hirviendo, son capaces de trabajar de sol a sol (literalmente), y a veces más, sin tener un día de descanso a la semana. Claro, saben que al final de la zafra, el sacrificio valió la pena. Algunos volverán al paisito y habrán aprovechado la experiencia del primer mundo; otros, pasarán a formar parte de la diáspora, cada año más importante en materia de individuos...