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Miércoles, 23 Septiembre 2009 04:41

Las críticas de "Pepe" Mujica

En lugar de regodearnos en los exabruptos del candidato presidencial uruguayo, los argentinos debemos procurar cambiar. Es un fenómeno curioso: cada vez que una figura pública de un país amigo expresa sin aparente mala intención juicios de valor adversos sobre los argentinos, como muchos compatriotas, lejos de sentirnos ofendidos, admitimos que mucho de cierto hay en lo dicho.


Le tocó esta vez al candidato presidencial uruguayo José "Pepe" Mujica ser el protagonista de una polémica por haber dicho que "la Argentina no llegó al nivel de la democracia representativa", porque la
institucionalidad vale poco; que los peronistas en el poder son "delincuentes" y "verdaderos señores feudales", y que los radicales son "buenos, pero nabos", entre otros conceptos.

Por provenir de un líder de Uruguay, pueblo cuya hermandad con la Argentina es única en el mundo, esas críticas no pueden ser consideradas extranjeras.

Es una realidad que, más allá del absurdo conflicto por las pasteras que se dirime en la Corte de Justicia Internacional de La Haya, ambos países tienen tal grado de integración y amistad que pueden permitirse observaciones críticas, a veces punzantes, capaces de cosechar más adhesiones que rechazos.

Diferente es el caso cuando de calumnias e injurias contra una persona se trata, desde luego.

Las expresiones de Mujica, vertidas en el libro Pepe. Coloquios , de Alfredo García, no deberían escandalizarnos.

Si bien no es apropiado que un candidato se exprese de ese modo, más allá de que, después de pedir disculpas a los aludidos, se haya sentido "engañado alevosamente" en su buena fe por un "periodista con careta de compañero", sus dichos no deberían ofendernos.

Lo llamativo es que Mujica no está solo cuando piensa que la Argentina suele tener "reacciones de histéricos, de loco, de paranoico".

Quizá no sea el mejor espejo en el que los argentinos queramos vernos reflejados, pero resulta que muchos, por diversos medios, hemos rubricado esas expresiones como una suerte de radiografía de nuestra dirigencia.

No lo tomemos como una cuestión personal, sino como un síntoma de la impotencia frente a un diagnóstico que no podemos mejorar.

Está claro que los exabruptos no están dirigidos a los ciudadanos de a pie, tan parecidos a los uruguayos en su forma de ser que, fuera del Río de la Plata, cuesta distinguir si proceden de un país o del otro. "En estos días estoy tomando dos cursos acelerados: el primero es para aprender a callarme la boca un poco más; el otro es para aprender a no ser tan nabo", dijo Mujica, de ominoso pasado tupamaro. No por ello sino por sus expresiones resultó ser blanco en la campaña uruguaya de una irritación que, en verdad, no despertó en la vecina orilla. La presidenta Cristina Kirchner, incluida en sus críticas, pasó por alto el incidente, y su par uruguayo, Tabaré Vázquez, resumió todo en "estupideces" que no comparte.

La oposición uruguaya halló en estas expresiones, así como en su particular visión sobre el Poder Judicial uruguayo volcada en una entrevista con el suplemento Enfoques, de este diario, una veta para poner en duda su capacidad de gestión en caso de llegar a la presidencia de la república.

Ese replanteo interno nada tiene que ver con la virtual autoflagelación de los argentinos, como cuando el entonces presidente Jorge Batlle espetó que eran "una manga de ladrones, del primero al último". Cruzó de inmediato el charco, pidió disculpas y el insulto quedó en anécdota.

El único que parece que no se enteró no es Mujica, sino Néstor Kirchner, empeñado en llevar a La Haya la causa de las pasteras después de haber permitido que se cortaran los puentes que unen al país con Uruguay.

Sentó un precedente más vergonzoso, sin duda, que los insultos que muchos argentinos, curiosamente, suscribimos.

En lugar de regodearnos en ellos como si fueran un atributo más de la viveza criolla, sería bueno que nos preguntáramos por qué transmitimos esa imagen y que procuráramos, entre todos, corregirla.

Artículo editorial de La Nación de hoy, 23 de setiembre